Por Luis Martínez,
Universidad de Talca, Chile.
El profesional o especialista en alteraciones del lenguaje, voz, habla y audición, recibe distintas denominaciones en los distintos países. En Gran Bretaña existe el terapista o terapeuta del lenguaje y del habla (speech therapist) y el audiólogo (audiologist). En Norteamérica existe el patólogo o terapista del lenguaje/habla (speech & language pathologist) y el audiólogo (audiologist). En el ámbito anglosajón es necesario optar por una u otra especialidad desde el master o, incluso, como en Gran Bretaña o USA, desde el pregrado. En España existe el logopeda, especialista en trastornos del lenguaje y de la comunicación en general. En Latinoamérica, tampoco existe una denominación uniforme. Se usa mayoritariamente el término fonoaudiólogo, pero también en menor medida el de terapista del lenguaje y el de tecnólogo médico especialista en trastornos del lenguaje.
En términos más específicos, en Argentina, Chile, Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Bolivia se usa el término fonoaudiólogo para designar al especialista en trastornos de la comunicación oral. En Perú se usa el término terapista del lenguaje, del habla y de la audición. En Venezuela, terapista del lenguaje. En países de Centroamérica trabajan fonoaudiólogos que han estudiado en otros países. Por ejemplo, en Panamá hay fonoaudiólogos que han estudiado en Colombia. En Costa Rica, existía un programa, el cual al parecer, ha sido descontinuado. En México, la terminología es un tanto heterogénea. Existen programas de terapia en audición y lenguaje, de terapista en comunicación humana o en comunicación humana simplemente, con una duración de cuatro o cinco años.
Históricamente, la fonoaudiología nace con un carácter técnico, subordinada a la labor del médico. Precisamente, el término nace en forma casi accidental. Dos médicos argentinos realizaban en Buenos Aires, en los inicios de la década de 1950, en forma separada, dos asignaturas, audiología y foniatría. Ambas asignaturas se fundieron en un curso de dos años de duración, con el nombre de fonoaudiología, cuyo objetivo era formar técnicos especialistas en la rehabilitación de dificultades auditivas, de lenguaje y de habla. Posteriormente, se iniciaron programas en otros países: Chile en 1956, Brasil en 1960 y Colombia en 1966. En los últimos años se han iniciado programas en otros países como Ecuador, Paraguay y Bolivia. En Perú existen programas de tecnología médica que ofrecen la mención en terapia del lenguaje, de la voz y de la audición. En Venezuela existe un programa de terapia del lenguaje. Los primeros programas solían durar dos años y ofrecían un título técnico. Actualmente, en la mayoría de los países duran cuatro años (Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay, Bolivia) o cinco (Chile, Perú). Los egresados suelen obtener el título profesional y el grado de Licenciado. Una excepción es Venezuela, en donde el programa dura tres años y otorga un título técnico. En este país, el médico foniatra desempeña la labor correspondiente al fonoaudiólogo.
En los últimos años, el fonoaudiólogo ha ido ganando independencia y creando nuevos ámbitos de acción. En la mayoría de los países hay consenso en que las funciones o competencias del fonoaudiólogo se relacionan fundamentalmente con la evaluación/diagnóstico e intervención (promoción, prevención, rehabilitación y habilitación) de sujetos de distintas edades con alteraciones de la comunicación oral. Se identifican cuatro grandes áreas o dominios: lenguaje, habla, voz y audición. En algunos países, se han desarrollado subáreas como la fonoodontoestomatología, la motricidad oral y la deglución. El fonoaudiólogo trabaja en salud y educación preferentemente, pero están surgiendo nuevos ámbitos (e.g. legal y laboral) donde él puede realizar consultoría o asesoría.
Existen leyes que norman la labor del fonoaudiólogo en muchos países sudamericanos. No obstante, esta situación varía en los distintos lugares. En Argentina, Brasil y Colombia hay normativas rigurosas y las instituciones gremiales tienen ingerencia en el control de la actuación de los profesionales. En otros países, e.g. Chile, solo existen leyes que norman aspectos parciales de la profesión.
La formación del fonoaudiólogo es bastante similar en los distintos países, aunque existen diferencias en las orientaciones y modelos subyacentes. Se reconocen tres niveles de formación: materias de ciencias básicas (biología, anatomía, psicología, lingüística, otras) y materias de temas fonoaudiológicos (trastornos del lenguaje, voz, habla, disfagia y audición y evaluación e intervención correspondientes, otras) y prácticas profesionales. En general, el currículo está centrado en contenidos y asignaturas. Existen programas basado en competencias en Colombia y Chile. La U. de Talca, Chile, es pionera al respecto en Latinoamérica.
El postgrado existe solo en algunos países (Brasil, Argentina y Chile). La investigación, salvo destacadas excepciones, es aún muy limitada. Dos grandes desafíos, para un desarrollo mayor de la profesión y de la disciplina fonoaudiológica en Sudamérica, son, sin duda, la generación de más y mejores opciones de postgrado e iniciativas de investigación.
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